domingo, 27 de octubre de 2013

Los asombrosos fenómenos de Trancas (investigación del Dr. Oscar A Galíndez)

Los asombrosos fenómenos de Trancas
La investigación más detallada de un clásico de la casuística argentina, que consistió en la prolongada observación de al menos seis objetos desconocidos de aspecto metálico situados a ras del suelo que emitían potentes haces luminosos. También se vio una hilera de siluetas de aspecto humano recortadas contra las luces. Luego se encontraron en el suelo restos físicos que fueron analizados en laboratorio.
por Dr. Oscar A Galíndez
Crédito: Mitos del Milenio



Existen episodios significativos que por su pluralidad testimonial, la calidad de los observadores, el tiempo prolongado de visualización y el ulterior descubrimiento de residuos físicos en el área, constituyen la más poderosa evidencia a favor de la realidad de fenómenos anómalos que deben ser materia de cuidadosos análisis científicos. El caso argentino de Trancas es uno de ellos.

Esta categoría de incidentes encaja dentro de lo que el capitán Edward Ruppelt había bautizado como "clásicos", a los que caracterizaba en función de tres particularidades primordiales: a) son típicos ejemplos de cómo los hechos reales de un fenómeno OVNI pueden ser distorsionados por algunos escritores para avalar sus propios puntos de vista; b) son los informes más publicitados; c) prueban a los especialistas de inteligencia del ATIC que los OVNIS son reales (1).

Muchos "clásicos" de la casuística americana fueron literalmente ignorados por la Universidad de Colorado; con mayor razón, lo fueron cuantiosos sucesos del mismo tenor verificados en otras regiones del mundo. Si a la evaluación de tales incidentes el Comité Condon hubiere unida el análisis comparado, el panorama evidencial al término del estudio hubiere sido completamente distinto. 

Trancas como cartabon del análisis comparado

El caso de Trancas es quizá uno de los hechos excepcionales dentro del historial del problema OVNI. No sólo por el número y calidad de los testigos, sino por las características del fenómeno y la estrecha similitud que guarda con otros incidentes de igual género.

La prensa argentina dio en su oportunidad versiones muy sucintas de los hechos, cuando no contradictorias. Las agencias noticiosas las reprodujeron a escala internacional, incurriendo en las mismas deficiencias.

En salvaguardia de la reconocida honorabilidad de los testigos, y entendiendo que el caso merece ser conocido en su faz verdadera, circunscribiremos nuestra exposición al relato que nos hiciera personalmente una de las protagonistas, conforme lo divulgáramos oportunamente en revistas especializados extranjeras (2).

El relato

Lic. Yolié del Valle Moreno de Colotti
La señora Yolié del Valle Moreno de Colotti ­nuestra entrevistada- cuenta actualmente con 32 años, está casada con un conocido integrante de las Fuerzas Armadas Argentinas y tiene dos hijos. Es licenciada en relaciones públicas y es una persona de elevada formación cultural, al igual que los demás componentes de su familia, lo que consolida la seriedad de sus afirmaciones. De conformidad a su relato, los hechos ocurrieron en este orden:

A las 19 horas del 21 de octubre de 1963 la usina privada de la finca "Santa Teresa" de propiedad de su familia, no funcionaba. Su utilización resulta imprescindible para el suministro de energía eléctrica, toda vez que la casa se encuentra en un lugar despoblado en un radio de 2 kilómetros a la redondo, y a 3 kilómetros de la Villa de Trancas, Provincia de Tucumán, Argentina. Debieron suplir el desperfecto con faroles portátiles y velas. La testigo ignora si esa dificultad guarda alguna relación con los fenómenos que se producirán con posterioridad.

En razón de ese contratiempo, y después de cenar, debieron acostarse alrededor de las 20 horas. La señora Yolié, que por entonces ya estaba casada, debió permanecer -empero- en vigilia porque a las 21,30 horas, debía darle el biberón a su primogénito. Estaba recostada en la habitación N° 4 (Ver fig. 1), junto con su hijito y su hermana Yolanda Moreno (30 años, soltera).

Fig. 1. - Referencias del plano general de la finca "Santa Teresa":
_._._.: Recorrido de Argentina; ...: Recorrido de Yolié, Yolanda y Dora; 1: Living; 2. Habitación de Argentina; 3: Habitación de los padres; 4: Habitación de Yolié y Yolanda; 5: Cocina; 6: Baño; 7: Despensa; 8: Galpón; 9: Gallinero; 10: Vivienda de Tropiano; 11: Vivienda de Acosta; 12: Via férrea; 13: Camino a Las Arcas. (Crédito: CADIU)

Alrededor de esa hora, la empleada doméstica Dora Martina Guzmán (15 años) golpeó la puerta de la habitación para manifestarle que tenía miedo. Pero no le especificó la causa del temor, por lo que Yolié le restó importancia pensando que la causal era la soledad del lugar. Le expresó a Dora su extrañeza de que así fuese ya que como persona de campo debía estar habituada a tales sensaciones.

Instantes más tarde la empleada volvió a insistir, indicando ahora que veía luces en el patio del fondo, cuyo origen no sabía determinar. Explicó que cada vez que salía, el ambiente se iluminaba bruscamente por unos segundos. No había señales de tormenta. Sólo algunas nubes dispersas.

Yolié y Yolanda es levantaron y salieron al patio del fondo. No vieron nada. Aguardaron unos minutos y regresaron a la habitación N° 4. No bien lo hubieron hecho, la empleada Dora Martina las llamó apresuradamente, expresando que las luces habían reaparecido. Salieron las hermanas por segunda vez, pero tampoco advirtieron nada extraño. Dora Martina estaba presa de pánico. Les pidió que permanecieran un rato prudencial porque las luces daban la impresión de manifestarte a intervalos repetidos. Era tanto su temor que les dijo que aplazaría las tareas domésticas restantes para el día siguiente.

Siluetas antropomorfas 

Las tres jóvenes se dirigieron entonces hacia el extremo izquierdo del patio (Sector "A" en el gráfico 1). Allí vieron que en dirección a las vías del Ferrocarril Belgrano -a unos 150 metros de la casa- había dos focos luminosos unidos por una prolongación brillante, como un tubo de unos 100 metros de extensión (Objetos "b" y "c", en el mismo gráfico). Unas siluetas (cuarenta, aproximadamente) se recortaban sobre el fondo luminoso.

Caminaban en distintas direcciones, por lo que pensaron en la posibilidad de algún descarrilamiento o de un sabotaje inminente. Las sombras, de indudable perfil humano y talla normal, parecían moverse en uno y otro sentido, pero piensa Yolié que lo hacían dentro del "tubo" (Fig. 2). La vegetación impedía apreciar mayores detalles, de modo que tuvieron que arrodillarse para evitar que las copas de los árboles les obstaculizasen la visión. Convinieron en aproximarte a la línea férrea para investigar.

Fig. 2. - Aspecto general del fenómeno luminoso observado desde el sector "A" de la vivienda. Las sombras asumían contornos antropomorfos y se movían en distintas direcciones. (Crédito: CADIU)

Las dos hermanas regresaron a su habitación para vestirse adecuadamente ya que la noche era muy fría.

Mientras Yolanda buscaba una linterna y Dora un Colt 38, que tiene para cuando queda sola en la casa, Yolié pasó en puntas de pies por la habitación N° 3, en la que dormían sus padres (Antonio Moreno Ebalch, 72 años, y Teresa Kairuz de Moreno, 63). Llegó así a la habitación N° 2, donde dormitaba su hermana Argentina Moreno de Chavez (28 años, casada con un militar) y sus dos hijitos. Lo hizo con el propósito de pedirle que vigilara a su niño. Sus comentarios determinaron que Argentina tratase de disuadirla, frente a la eventualidad de guerrilleros o saboteadores que -advirtiendo su presencia- no vacilarían en abrir fuego. Insistió Yolié en que nada sucedería, dado que tomarían los recaudos del caso.

Objetos no convencionales

Argentina, llevada por la curiosidad, salió de su habitación y pasó a la galería contigua. Comenzó a caminar hacia el extremo de la misma en procura de visualizar las presuntas luces vistas por sus hermanas y la empleada doméstica. Sorpresivamente profirió un grito, exclamando que había varios aparatos extraños cerca de la casa. Perdió entonces el control de sí misma y corrió desesperada hacia el fondo de la casa (Ver línea de puntos en el gráfico l). En su turbación tropezó con un montículo de ladrillos que estaba en el patio y rodó por tierra. Se levantó prestamente y penetró sobresaltada a la habitación N° 4. Resultaba sorprendente para las otras hermanas la transfiguración de Argentina, persona de carácter apacible e introvertido. Jamás la habían visto tan alterada. Lloraba y expresaba con voz entrecortada que lo que había observado eran realmente naves.

Los padres de las jóvenes se despertaron Inquietos, no así los niños. Yolié, Yolanda y la empleada Dora Martina salieron apresuradamente por la habitación N° 4, dirigiéndose hacia el sector derecho de la vivienda (Ver trayecto en gráfico l).

La testigo Yolanda Moreno indica la posición que ocupaba la doméstica cuando se aprestaba a abrir la tranquera. Al fondo, la sierra de Medina.

Las tres avanzaron resueltamente hacia la vía férrea. Dora Martina lo hacía delante de las dos hermanas. Un primer detalle que les llamó la atención fue una tenue luz verdosa situada en las proximidades del portón de entrada de la casa. Pensaron que se trataba de una pick-up del señor Huanca -peón de la finca- por lo que Dora Martina se aprestó a abrir la portezuela para facilitar el paso del vehículo. Cuando es disponía a hacerlo, Yolié dirigió un haz de linterna hacia la luz verde. Súbitamente se Iluminaron seis ventanillas correspondientes a una extraña masa discoidal que se encontraba suspendida en ese lugar, a sólo 8 metros de distancia (Objeto "f" en el gráfico l). 

Frente a lo insólito

Se trataba de un cuerpo de unos 8 ó 10 metros de diámetro, cuya superficie parecía metálica, similar el aluminio. Presentaba varios casquetes unidos por protuberancias como remaches, y un domo en su parte superior, también de aspecto metálico, pero más oscuro y sin casquetes. No había ningún emblema o distintivo en su estructura. Las mirillas eran ligeramente rectangulares, de unos 70 x 50 cms., e irradiaban una potente luz blanca que impedía ver su interior. El resto de la superficie no se apreciaba ya que una niebla blancuzca -que salía del extremo inferior del objeto- obstruía la visión de todo lo que pudiese existir más abajo de las ventanillas. Desde el domo hasta la base de éstas habría entra 2,50 y 3 metros, y desde esas bases hasta el suelo, apenas 1,50 metros. El artefacto se balanceaba suavemente, pero no giraba sobre sí. Evidentemente no estaba posado en tierra. (Fig. 3).

Fig. 3 -El objeto "f" de Trancas. De su parte inferior emanaba un gas blancuzco de olor fuerte y penetrante. (Crédito: CADIU)

Una suerte de serpentina se encendió inmediatamente en el interior del objeto y comenzó a girar, detalle éste que fue advertido a través de las mismas ventanillas. Éstas cambiaban de colores, lenta y sucesivamente, lo que les comunicaba un efecto de circunvalación que se daba en sentido contrario a las agujas del reloj. La impresión de este movimiento estuvo representado originariamente por una luz rosada o rojiza que circulaba de una ventanilla en otra. Este proceso se hizo paulatinamente más rápido, hasta adquirir el conjunto de la periferia una tonalidad anaranjada, no sin antes haber pasado por el rojo vivo (los marcos separativos de estos portillos no cambiaban de posición, de manera que resultaba obvio que no era el objeto el que giraba, sino una suerte de anillo o serpentina luminosa del interior). Un suave ronroneo acompañaba estos movimientos. La niebla comenzó a tornarse espesa, despidiendo un olor penetrante, como azufre.

Las tres testigos certificaron estos pormenores en menos de 30 segundos. Una súbita llamarada que partió del objeto (no saben de qué sector), las hizo volver a la realidad ya que las tiró con fuerza al suelo, rodando sus cuerpos unos 2 metros. Se incorporaron y, presas de pánico, corrieron hacia la galería e ingresaron prestamente a la casa. La empleada doméstica había sufrido en mayor medida los efectos de la llama, ya que se encontraba delante de las dos hermanas, las que sólo experimentaron una fuerte sensación calórica (al día siguiente, Dora Martina será asistida en el Hospital de Trancas, con quemaduras de primero y segundo grado en el rostro, brazos y piernas).

Paralelamente, se encendieron en la vía férrea otros tres focos luminosos (Objetos "a", "d" y "e" con lo que totalizaron seis cuerpos extraños. Entre los objetos más alejados ("a" y "e") mediaba una distancia aproximada de 400 metros (Es probable que las luces vistas desde el fondo de la casa por Dora Martina, y cuyo origen no pudo determinar, hayan sido consecuencia del encendido simultáneo o intermitente de esos focos. Desde el medio del patio, resulta materialmente imposible la observación del terraplén, pero es factible que el resplandor emitido por los objetos haya iluminado el ambiente del patio).

Haces coherentes de luz

A medida que la serpentina interior giraba con mayor velocidad, el objeto "f" fue paulatinamente cubierto por la niebla que salía de su extremidad inferior. Las formas estructurales del artefacto llegaron a perderse, siendo perceptible después como una nube de tonalidad naranja.

Desde la ventana de la habitación N° 2 -que da hacia el este- pudieron ver que desde la parte superior de ese mismo objeto partió un "tubo" de luz de unos 3 metros de diámetro, que siguió con minuciosidad los distintos accidentes de la casa, como efectuando una cuidadosa escrutación.

Los demás objetos, posados o suspendidos a muy baja altura en la línea férrea, tenían una apariencia metálica semejante a la del objeto 'f', aunque éste parecía considerablemente mayor (la señora Yolié le llamará "nave madre" no sólo por su volumen, sino porque su comportamiento denotaba ser inspirador de los correspondientes a los otros cinco). El ambiente estaba muy iluminado, de modo que fue relativamente sencillo apreciar estos detalles.

Descripción de los haces

Al advertir que desde el objeto "d" comenzaron a avanzar dos rayos compactos, Yolié salió nuevamente por la puerta de la habitación N° 4 y se dirigió hacia el extremo derecho de la casa (Sector "B", en el gráfico l). Los haces se orientaron directamente hacia un galpón situado a 50 metros de la vivienda, y en donde se guardaba un tractor (N° 8 en el mismo gráfico). Tardaron unos minutos en cubrir los 200 metros que median entre la vía y el galpón; se detuvieron a 2 metros de éste. Verlos avanzar con sus 3 metros de diámetro fue un espectáculo sobrecogedor.

No tocaban el suelo en toda su extensión: se mantenían apenas a 10 cm. del mismo. Eran perfectamente cilíndricos, sin sombras por ninguna parte (sin embargo, en atención al diámetro de los objetos, estimamos que el punto de origen de los "tubos" debió haber sido inferior al de su extremidad). No despedían vapor ni emitían sonido alguno. Permanecieron frente al galpón unos 30 minutos (al día siguiente se comprobará que las manchas de aceite que cubrían algunas partes de la estructura del vehículo habían desaparecido, como si hubiese sido sometido a un cuidadoso lavaje).

En una acción instintiva, Yolié introdujo su mano derecha -hasta la mitad del antebrazo- en la "pared" de uno de los "tubos" del objeto "d". Hasta ese instante había discurrido en la posibilidad de un chorro de agua concentrado por algún mecanismo desconocido (la notable claridad de los haces la inducía a tal especulación). Pero su antebrazo no se humedeció en lo más mínimo. El contacto con la luz -o lo que fuera- le permitió experimentar una fuerte sensación calórica que no le produjo -empero- ningún efecto cutáneo. Era algo inmaterial que no acusó ninguna alteración como consecuencia de su actitud (por de pronto, si los haces llegaron hasta el galpón, resulta evidente que tampoco se alteraron cuando atravesaron el cerco de la casa). El temor a lo insólito hizo correr a Yolié nuevamente hacia la vivienda.

El padre de las tres hermanas quiso salir a indagar la causa de estas luces, pero ellas se lo impidieron (durante varios años había ocupado la intendencia de Trancas. De allí que el comenzar estas manifestaciones luminosas, pensara en enemigos políticos que se aprestaran a perpetrarle un atentado). La madre de las jóvenes oraba.

Fachada de la vivienda de la familia Moreno, escenario de uno de los más notables episodios ufológicos de todos los tiempos.

Desde las ventanas de las habitaciones 2, 3 y 4 se veía cómo desde los otros objetos partían haces luminosos que avanzaban lentamente hacia las adyacencias de la finca. Eran muy blancos y de perfecta configuración cilíndrica. Sus luces no se dispersaban. Parecían caños de unos 3 metros de diámetro dispuestos paralelamente a razón de dos por cada objeto, salvo el "f", que proyectaba uno solo. Sus extremidades terminaban abruptamente (el "tubo" que unía los objetos "b" y "c" había desaparecido, así como las sombras humanoides. Ahora ambos objetos dirigían rayos compactos en dirección de la casa).

Desde el objeto "e" se vieron emerger dos rayos coherentes que llegaron lentamente hasta un criadero de 400 gallinas, ubicado más el sur del galpón (Ver N° 9 en gráfico l). Se detuvieron a corta distancia del gallinero y así permanecieron por espacio de largos minutos.

Variación térmica

En el interior de la casa la temperatura fue creciendo hasta oscilar en los 40° C (antes de la manifestación de estos fenómenos, el índice mercurial sólo alcanzaba los 16 grados). Los tres niños transpiraban mojando sus ropas, sin despertarse.

Dentro de la finca el ambiente estaba iluminado como de día. La señora Yolié no acierta a explicarse por dónde se filtraba la luz. Ninguno de los testigos advirtió si los rayos atravesaban las paredes, pero Yolié nos manifestó que ello bien podría ser la causa de la luminosidad interior, aunque no se aventuraba a afirmarlo rotundamente. La superación del cerco de la casa y del antebrazo de Yolié, por parte de los "tubos" consolidaría la posibilidad apuntada.

La hipótesis del campo magnético canalizado, del francés Jean Goupil, explica teóricamente estos "tubos" como descargas toroidales del campo.

Las paredes, de madera o piedra no constituyen un obstáculo para un campo magnético. A su criterio el haz luminoso de la descarga toroidal puede reconstituirse del otro lado de la pared, dando la apariencia asombrosa de una luz que atraviesa un cuerpo sólido.

De igual modo, y teniendo en cuenta el desprendimiento de una cantidad no despreciable de energía, la temperatura debe elevarse necesariamente en el interior de la casa (3).

En determinado momento del desenvolvimiento de esos fenómenos, la señora madre de las tres hermanas, vio una sombra que se recortó fugazmente a través de ventana de la habitación N° 3. Pero no sabe precisar si la visión fue producto del mismo estado emocional o si realmente existió.

Poco después el objeto "f" proyectó el haz de luz compacto hacia el sur, en dirección de la Villa de Trancas. Se extendió con lentitud, y al cabo de 10 ó 15 minutos parece que alcanzó las inmediaciones del poblado. Luego el haz se elevó hasta completar un giro de 180° (Fig. 4) quedando en orientación norte. Después es retrajo despaciosamente hasta desaparecer en el objeto "f", el que comenzó a desplazarse hacía la vía férrea. Allí se le unieron los demás objetos, dirigiéndose todos a baja altura hacia el este, en dirección de la Sierra de Medina. Habían transcurrido 40 ó 45 minutos de la primera observación. El horizonte se tiñó de luces anaranjadas por espacio de más de media hora.

Fig. 4 -Versión artística del giro en 180 grados del "tubo" luminoso proyectado por el objeto "f". (Crédito: CADIU)

Comprobaciones

Resultan de particular interés los siguientes detalles posteriores al incidente, toda vez que avalan en forma fehaciente la manifestación de un fenómeno verdaderamente insólito.

a) Una vez desaparecidos los artefactos, la familia Moreno en pleno salió al jardín, en donde se mantenía en suspensión la niebla producida por el objeto "f". Era muy densa. Un fuerte olor a azufre flotaba en el lugar. La niebla recién se esfumará 4 horas después.

b) Debajo del sitio en que se balanceó aquel objeto, y dentro de un círculo de 8 a 10 metros de diámetro, comprobaron la existencia de innumerables bolitas blancas de 1 cm. diámetro. Al día siguiente encontraron iguales esferitas en la vía férrea, pero no en la cantidad demesurada existente en el jardín. Al ser suavemente presionadas se deshacían. El jefe de¡ laboratorio químico del Instituto de Ingeniería Química de la Universidad de Tucumán, Walter Gonzalo Tell, procedió a realizar el análisis correspondiente, el que arrojó presencia de carbonato de calcio, en un porcentaje de 96,48%, y carbonato de potasio, en un índice de 3,51%.

c) Los perros de la casa, conocidos por su bravura, no ladraron en ningún momento. Tampoco lo hicieron después de la desaparición de los objetos. Parecían atontados, como adormecidos. Iguales efectos se advirtieron en las gallinas;

d) La plantación de arvejas del sector en donde aparecieron las bolillas se secó días después. Con los años, pese a la utilización de. fertilizantes, se pudo estimular el crecimiento en el área, pero no con la fuerza que tenía antes;
Francisco Tropiano
e) La señora Yolié se aproximó a las 22,30 a la casa del vecino Francisco Tropiano situada a unos 100 metros al norte de la de ellos (Ver N° 10 en el gráfico l). Le indagó sobre si había advertido algo raro durante los últimos minutos (el objeto "a" habla estado dirigiendo rayos compactos hacia la finca del señor Tropiano). Este declaró no haber sentido ni visto nada, ya que estuvo profundamente dormido. Sólo alcanzó a comprobar la iluminación anaranjada que persistía en el cuadrante este. El vecino Francisco Tropiano nos explica: "No vi los objetos pero sí observé un resplandor anaranjado que persistió por treinta minutos detrás de la sierra de Medina"

f) Siempre con igual propósito de recoger detalles ampliatorios del fenómeno, los protagonistas interrogaron al día siguiente al capataz de la finca, señor José Acosta, quien tiene su morada al oeste, a unos 100 metros de la de aquéllos, más allá de un canal de riego. Lo primero que Acosta les preguntó fue sobre la razón por la cual se había incendiado el campo, ya que lo vio iluminado hacia el este. Agregó que por esa hora se "entretuvo" observando numerosos objetos que evolucionaron largo tiempo hacia el Oeste (evidentemente, se trataba de elementos no visualizados desde la finca "Santa Teresa". Si se estudia el gráfico N° 1 se constatará la existencia de una arboleda que cierra la visual por los fondos de la casa. Sus moradores es encontraban imposibilitados de advertir los objetos denunciados por Acosta, hacia el oeste. Igual consideración -aunque en contrario- cabría para éste con relación a los fenómenos de la vía férrea, vistos hacia el este. Acosta sólo pudo percibir un resplandor persistente, atribuyéndolo a un incendio);

g) Otro testimonio de valía corresponde a la doctora René Vera, médica del Hospital de Trancas, situado en las afueras del pueblo. Esa misma noche, al descomponerse su automóvil -en momentos en que se conducía hacia la Villa- decidió completar a pie el trayecto restante. Eran alrededor de las 23 horas, cuando vio venir en dirección oeste-este, y con ligera orientación norte, una flotilla de 40 ó 50 cuerpos luminosos que pasaron a baja altura sobre el lugar. Dejaron el ambiente impregnado a azufre, al extremo que la doctora estuvo a punto de perder el conocimiento (como estos elementos procedían del oeste -y en atención a su elevado número- pensamos que probablemente se trató de los mismos cuerpos vistos por el capataz Acosta, en viaje hacia la Sierra de Medina. Hacia ésta habían convergido minutos antes los objetos obervados por los ocupantes de la finca "Santa Teresa"). La figura 5 aclara convenientemente la observación de la doctora Vera;

Fig. 5. -Vista general del área de verificación de los fenómenos de Trancas. (Crédito: CADIU)

h) A criterio de la señora Yolié, los objetos visualizados serían producto de una tecnología terrestre, basando sus presunciones en los remaches advertidos en la estructura del objeto "f", así como en las sombras humanoides vistas a la distancia. Esta afirmación resulta de particular importancia, no en orden a la hipótesis terrestre en sí, sino en cuanto tal expresión muestra a la entrevistada como una persona no proclive a lucubraciones fantásticas. Si algo la serenó durante los acontecimientos fue su creencia de que siendo "personas como nosotros, no podía tratarse de inteligencias extraterrestres".

Aplicación de la Ufología comparada en el caso de Trancas

1) Serpentina: La descripción de la serpentina nos induce a recordar la hipótesis del "sumidero magnético", del desaparecido ingeniero canadiense Wilbert Smith, aprovechable a través de un aro conductor, giratorio, que lo rodease. Los efectos luminosos de la máquina que utilizase este procedimiento se deberían a la rotación del anillo, aunque a veces podrían imputarse a una descarga en forma de corona. Para Smith, muchos "platillos" nocturnos no serían vistos para nada, especialmente cuando sus aros no experimentasen los efectos del calor, debido a la ausencia de rotación (recuérdese que -al principio- el objeto "f" se mantenía en la penumbra, a corta distancia de la finca). Pero si el aro rotativo aumentase su velocidad, recalentándose a consecuencia de sus movimientos dentro del campo magnético, Smith sostenía que aparecería un resplandor rosado. Luego -a mayor velocidad del anillo- el color es tornaría más brillante, llegando al rojo, después al naranja y posteriormente al amarillo. El proceso de conversión sería gradualmente más veloz (4) (en el caso de Trancas la serpentina giratoria comenzó a moverse lentamente, con una tonalidad entre rosada y roja. A medida que su rotación cobraba mayor velocidad, el matiz viraba al rojo vivo, para asumir finalmente un tono anaranjado que persistió durante toda la duración del fenómeno. Las fases de mayor velocidad de giro -que aparejarían coloraciones amarillas y rojo-blancuzcas no fueron alcanzadas por el objeto de Trancas. No obstante, el orden correlativo de las variaciones advertidas resulta coincidente con las especulaciones de Smith); 

2) Azufre: Suele estar íntimamente ligado a los descensos del fenómeno. Entre los casos argentinos en que el olor a azufre fue una nota distintiva, vale la pena aludir a los siguientes episodios:
  • 11 de setiembre de 1967, Villa Constitución, Prov. de Santa Fe, 21,30 horas: Dos jóvenes que trabajaban en la finca de la familia Calamante participaron a la señora Catalina Salvarezza de Calamante de la presencia de un extraño objeto luminoso que, aparentemente, se había posado a poca distancia de la casa. Tanto esta última, como su esposo y seis personas que se encontraban ocasionalmente en la casa constataron que a unos 300 metros del lugar se encontraba -en efecto- un misterioso cuerpo que irradiaba enceguecedores destellos lumínicos. Se mantuvo suspendido a un metro del suelo y por espacio de 4 horas, no siendo posible aproximarse al mismo, ora por el vendaval que arreciaba, ora por la notable luminosidad del OVNI. No obstante ello, y una vez desaparecido el fenómeno, se acercaron al sitio ya casi de madrugada. La primera gran impresión estuvo dada por un penetrante olor a azufre que flotaba en el ambiente. La gramilla estaba como desecada en un área de 3 metros. En el centro de la huella existían dos trazos paralelos, como producidos por dos ruedas o esquíes (5).
  • 18 de julio de 1968, Lavalle, Prov. de Mendoza, 7,30 horas: Las maestras Amelia Arasqueta, Zulema Arasqueta, Mary Granada de Banigila y Silvia Grozona se dirigían a Lavalle cuando vieron un extraño objeto rojo-anaranjado, de forma oval, que se desplazaba a muy pocos metros del suelo. Tenía unos 20 metros de diámetro, se movía muy lentamente y no producía sonido alguno. Antes de la aparición se percibió un fuerte olor a humedad (ozono?), que se intensificó hasta hacerse irrespirable. Una de las testigos experimentó somnolencia (6);
  • 22 de julio de 1968, El Sauce, Prov. de Mendoza, 1,20 horas: Mientras cumplía su guardia nocturna, la señora Adela C. de Panasitti, enfermera del Hospital Neuropsiquiátrico de El Sauce, fue sorprendida por un zumbido ensordecedor. Al salir al patio, vio en medio del mismo un objeto de gran tamaño, color aluminio y forma de trompo, con una serie de ventanillas cuadradas por una de las cuales la testigo distinguió varias figuras humanas que se movían. La enfermera se sintió quemada por la luminosidad que emitía el objeto y quedó con las piernas paralizadas. A poca velocidad, el OVNI se elevó por encima de un muro de 12 metros de altura, rozó las ramas de un árbol de pimienta y se alejó. Entonces la señora de Panasitti recuperó su movilidad. El aterrizaje dejó manchas grisáceas en el patio y un olor a azufre quemado. la enfermera sufrió quemaduras de primer grado en el cuello, manos y rostro. (7);
  • 18 de diciembre de 1969. La Reducción, Tucumán, madrugada: El agricultor Manuel Rodolfo Rodríguez afirmó haber visto un OVNI de 70 metros de largo con forma de cigarro, dispuesto horizontalmente, que estuvo suspendido durante 20 minutos a la altura de los cables del tendido eléctrico que corren paralelos a la ruta N° 38, en las proximidades de su finca. La misma visión tuvo el padre del testigo, señor Joaquín Rodríquez, cuando acudió al lugar de la observación llamado por su hijo. Al día siguiente se comprobó que en la zona donde estuvo el OVNI, las hojas de los eucaliptos estaban chamuscadas y en el aire había olor a azufre o a pólvora quemada. (8).
En orden a la determinación de este tipo de constantes, el investigador se enfrenta con la dificultad de no contar con una certidumbre plena de que las emanaciones realmente sean sulfurosas. Los testigos -por lo general-, hablan de un gas "fuerte y penetrante" asociándolo al olor a azufre, que les es más conocido. Pero muchas veces los protagonistas alimentan dudas acerca de tal calificación. Son numerosos los casos en que tal encuadramiento se hace a título aproximativo.

De nuestra parte, pensamos que la verdadera naturaleza de estos efluvios podría estar en el ozono, más que en el azufre. Es un gas fuerte y penetrante, que importa una modificación alotrópica del oxígeno. En cantidades apreciables presenta una tonalidad azulada que -sin embargo- puede pasar desapercibida frente a la coloración de la poderosísima luz del fenómeno. Su densidad equivale a una vez y media la del oxígeno (de allí que no se volatilice rápidamente). A la temperatura ordinaria se descompone lentamente, lo que explicaría su persistencia por varias horas en los sectores de descenso. Una de las formas de manifestarse es a través de descargas eléctricas. Es más, la física nos enseña que un campo magnético alterno, motivado por una corriente de inducción, produce las llamadas corrientes Parásitas o de Foucauld. Este efecto se presenta asociado no sólo a un incremento de la temperatura, sino también a la producción de ozono, cuya inhalación en estado concentrado acarrea la pérdida de conocimiento (la doctora Vera estuvo a punto de desmayarse).
Nos preguntamos -en consecuencia- si el fenómeno OVNI no es sino un proceso eléctrico o, al menos, utiliza energía eléctrica en su desenvolvimiento. Adviértase la significación que adquiere la verdadera naturaleza del gas, con miras a la determinación del mecanismo rector de estas manifestaciones (creemos que en el ozono, y no en el azufre, puede estar el indicio que buscamos);

3) Residuos: El residuo carbonatado de Trancas es plenamente coincidente en su composición química con el de otros aterrizajes, entre ellos el producido el 12 de Mayo de 1962, en las inmediaciones de Bahía Blanca (Argentina). El análisis de este último material fue realizado en los laboratorios de la Universidad Nacional del Sur arrojando presencia de un elevado porcentaje de carbonato de calcio y un remanente de carbonato de potasio (9);

4) Haces coherentes de luz: En oportunidad de nuestra entrevista con la señora Yolié M. de Colotti, le exhibimos varias publicaciones ufológicas que incluían dibujos aclaratorios de observaciones referidas a "tubos" de luz. Mayúscula fue su sorpresa al advertir las marcadas semejanzas que existían entre esos casos y el fenómeno de Trancas. Conviene tenerlos en cuenta ya que abonan la autenticidad de este último suceso:
  • Constante I: El 6 de mayo de 1967, el señor Raymond Schirrmann, su señora, su hijo Jean Luc (10 años) y un compañero de éste, Philippe Wassiner (11 años), fueron a pasar el fin de semana a un chalet ubicado en Das Hochfeld, en la ciudad de Estrasburgo, a unos 9 kilómetros al S.E. de Schirmeck, Francia (10). A las 19 horas, luego de terminar de cenar, se dirigieron a una pequeña terraza para contemplar la puesta del sol. Súbitamente una hilera de 7 ú 8 objetos alineados surgió en dirección Oeste-N.O., a unos 9 kilómetros de distancia. Cada elemento parecía estar compuesto por un núcleo oscuro, rodeado de un halo que semejaba a un "círculo de humo". Al cabo de unos minutos desaparecieron hacia el Sur, pero luego reaparecieron para dispersarse rápidamente en distintos sentidos, siempre dentro del cuadrante Oeste. En ese sector el bosque presentaba una fuerte tonalidad rojiza, como producida por un incendio. A las 20 horas, el resplandor se extinguió. Aún comentaban estos incidentes cuando, a las 21 horas, emergió a una centena de metros de la vivienda -viniendo del sur- un enorme objeto oscuro que respondía a la configuración de una lenteja. Tenía unos 15 o 20 metros de diámetro. El silencio era total. Se aproximó lentamente hasta unos 20 ó 30 metros del chalet y allí se detuvo. Una suerte de haz luminoso blanco amarillento, y de aspecto compacto, se proyectó entonces desde la parte inferior del objeto hacia la ventana de la cocina. El rayo era perfectamente cilíndrico, salvo su extremidad que parecía ligeramente más voluminosa. Desapareció bruscamente. La señora de Schirrmann aprovechó esta circunstancia para penetrar a la cocina e intentar cerrar los postigos, pero un nuevo haz luminoso que partió del objeto le hizo desistir de tal propósito. la mujer llamó atemorizada a su marido, al tiempo que otros dos rayos coherentes se incorporaban al anterior. Los tres guardaban un perfecto paralelismo, siendo el primero de un color azulado y los dos restantes de un verde malva. El primero tenía el grosor del pulgar y los otros dos el del meñique, Terminaban bruscamente a un metro de tierra y se situaban en un mismo plano, no vertical. Su distancia entre sí era de una decena de centímetros, orientándose los tres hacia el interior de un trapecio luminoso que se dibujaba en el suelo y cuyos lados no paralelos terminaban al pie del muro del chalet. (Ver figura 6). Minutos después se produjo la desaparición instantánea de las proyecciones cilíndricas y del trapecio luminoso. Segundos más tarde, el objeto volador enfiló lentamente hacia el norte, perdiéndose entre los árboles que circundaban la vivienda. La estación de radar de Das Hochfeld denunciaba podo después la captación de un cuerpo no convencional, entre las 20 horas y las 22 horas. 
  • Comparación con Trancas: Las diferencias más notables radican en el grosor de los "caños" de luz, el color de los mismos y en su aparición instantánea. Las similitudes se dan en función de la perfecta coherencia de los haces, así como en su aparente tarea de escrutación;
Fig. 6. - El fenómeno de Das Hochfeld, Francia, del 6-5-67. El objeto proyectaba tres haces coherentes de luz. (Crédito: CADIU)
  • Constante II: En la noche del 29 de agosto de 1967 -en ausencia de sus padres- el joven Yvan Guindon (13 años) se encontraba con sus dos hermanas (Diana y Dennise), en el hogar paterno de Oka a 38 kilómetros de Montreal, Canadá. Sus hermanos dormitaban en una habitación contigua (11). A las 23,10 horas, percibió un extraño zumbido, al tiempo que los dos gatos de la casa comenzaron a correr en distintas direcciones. Llevado por la curiosidad, el joven subió a un banquillo y se asomó por la ventana de la sala de baño. Con natural sorpresa, no exenta de temor, comprobó la presencia de un aparato luminoso que se balanceaba suavemente a unos 50 metros de la casa. Se encontraba suspendido a unos 5 ó 6 metros del suelo y parecía tener 10 metros de diámetro por 5 de alto. Su parte superior emitía una luminosidad blancuzca, mientras que sobre su periferia horizontal (de apariencia circular) se movían ondulantes unas luces rojas, anaranjadas y amarillas. Del extremo inferior del artefacto emergió un rayo luminoso de mayor intensidad que el arco de una soldadura eléctrica, el que se alargó lentamente. Sus contornos eran perfectamente definidos, lo que le comunicaba la apariencia de una "barra" o "cilindro" brillante. Daba la impresión de buscar algo en el suelo, de modo que estaba animado de cambios direccionales permanentes. Fue así como, imprevistamente, el rayo se elevó hasta la altura de la ventana y quedó apuntando al niño que, presa de pánico, se arrojó prestamente al suelo. Sus ojos le ardían y casi no veía, normalizándose su visión unos 2 ó 3 minutos después. (Ver Fig. 7). Recompuesto del susto, el joven trepó nuevamente al banquillo y dirigió su mirada hacia el exterior. El objeto se mantenía en el lugar, aunque el rayo coherente había desaparecido. Ahora una suerte de proyección luminosa -también de aspecto compacto- había surgido en la parte superior del extraño vehículo, estirándose verticalmente hasta alcanzar una altura de 12 metros. La extremidad de esta prolongación coherente se expandió, recayendo sobre el objeto y formando una especie de muro transparente de forma acampanada. Su base alcanzó el suelo, abarcando una extensión de 80 metros de diámetro. (Ver. Fig. 8 y 9) El ronroneo o zumbido comenzó a hacerse más persistente. Las luces del objeto se apagaron y éste cobró rápidamente altura, desapareciendo hacia el N.N.E. Eran las 23,25 horas. 
  • Comparación con Trancas: En Trancas y en Oka, los haces parecían estudiar minuciosamente las dependencias de las fincas. En ambos hay coherencia de la luz emitida; las proyecciones avanzan con lentitud; los animales domésticos acusan la presencia del fenómeno; existe una serpentina giratoria con variaciones del rojo al naranja y al amarillo; un ronroneo preside la manifestación del fenómeno;
Fig. 7. -Primera fase del fenómeno de Oka, Canadá, del 29-8-67. El OVNI proyecta hacia abajo un rayo compacto de luz.
Fig. 8. - Segunda fase del fenómeno de Oka. Proyección ascendente de un haz coherente de luz.
Fig. 9. - Fase final del fenómeno de Oka. Expansión del haz superior, formando una especie de muro transparente y luminoso de configuración acampanada. (Crédito: "Phenomenes Spatiaux")
  • Constante III: A fines de octubre de 1967, el señor A. R. Spargo, en circunstancias en que se conducía en su automóvil hacia Boyup Brook, Australia, fue súbitamente enfocado por un "tubo" de luz que partió de un objeto situado a 30 metros o más del suelo. El vehículo se detuvo. Desde el parabrisas pudo comprobar que el "tubo" tenía entre 60 cm. y 1 metro de diámetro y era hueco (12). Se mantuvo como observando al señor Spargo por espacio de 5 minutos y luego desapareció con el objeto emisor. (Ver Fig. 10).
  • Comparación con Trancas: Para el señor Spargo, el haz compacto daba la impresión de ser hueco. La misma sensación experimentó la señora Yolié al ver avanzar de frente los rayos proyectados por el objeto "d". En uno y otro incidente, coherencia de la luz de por medio, hubo una tarea de escrutación;
Fig. 10. - El fenómeno de Boyup Brook, Australia, de fines de octubre de 1967. El vehículo del testigo fue enfocado por un "tubo" de luz que partió de un objeto situado a 30 metros del suelo. (Crédito: FSR).
  • Constante IV: El 31 de agosto de 1968, los señores Marius Carrá y Paul Billard habían llevado un tractor con un acoplado a fin de recoger atados de centeno en un campo perteneciente al primero de ellos ubicado casi en la cima de una colina, en Villiers-Morvan: Francia (13). A la izquierda de un bosque de abetos, y sobre una pequeña colina situada a 2 kilómetros de allí , al S.O., Carrá visualizó a las 10,30 de la mañana, una mancha blancuzca que tenía una apariencia romboidal o -si se quiere- de un naipe de picas extendido sobre la hierba. Los trabajadores no prestaron mayor atención al hecho, por lo que continuaron con su tarea. Pero media hora después comprobaron con extrañeza que desde aquel cuerpo blanquecino estaba emergiendo una prolongación luminosa que -en forma de Tubo- se alargaba paulatinamente en dirección a ellos. Entre 5 y 10 minutos cubrió la extensión de 2 kilómetros, deteniéndose sobre unos arbustos, a 30 ó 40 metros del lugar en que se encontraban. El señor Billard, de pie sobre el acoplado, apilaba los atados que desde el suelo le alcanzaba el señor Carré. Este podía ver el "tubo" ligeramente de costado, mientras que el señor Billard lo apreciaba bien de frente. Era tan brillante que imposibilitaba una observación detenida. Su extremidad -de 1 a 2 metros de diámetro- presentaba una especie de telaraña brillante, animada de un curioso movimiento comparable a los puntillos luminosos de las pantallas de TV. Cuando el tractor se desplazaba, la extremidad del tubo coherente hacía lo propio como estudiando los movimientos de los hombres y su máquina. Al cabo de una decena de minutos, el rayo -o lo que fuere- se contrajo lentamente hasta el objeto originario, el cual desapareció bruscamente. El fenómeno duró en total entre 30 y 45 minutos. (Ver Fig. 11).
  • Comparación con Trancas: El objeto "f" de Trancas proyectó un haz coherente de unos 3 metros de extensión, distancia que cubrió entre 10 ó15 minutos. En ambos casos los rayos avanzaban con lentitud; el enorme diámetro del "tubo" de Francia (1 a 2 metros) parece muy semejante al caso argentino, con unos 3 metros de diámetro; tanto en uno como en otro incidentes, el haz coherente denota cumplir una tarea de observación por espacio de más de media hora; el brillo es intensísimo en ambos eventos;
 Fig. 11. - El fenómeno de Villiers-en-Morvan, Francia, del 31-8-68. El haz compacto tenía una extensión de 2 km. Su avance y retroceso se operaba en forma despaciosa. (Crédito: CADIU)
  • Constante V: En la noche del 1 de setiembre de 1968, en Mendoza, Argentina, cinco entidades extrañas -que minutos antes protagonizaron una curiosa experiencia con los señores Carlos Peccinetti y Fernando José Villegas- penetraron a un objeto volador por un rayo de luz compacto que guardaba una inclinación de 45° con relación al suelo (14). El haz se retrajo y desapareció con el ascenso del elemento que lo producía. (Ver Fig. 12).
  • Comparación con Trancas: En ambos casos la luz proyectada no se dispersaba; las figuras que se movían entre los objetos "b" y "c" de Trancas, aparentemente lo hacían dentro del tubo que los unía; en Mendoza, las entidades antropomorfas se introducen por el tubo.
  Fig. 12 - El fenómeno de Mendoza, Argentina, del 31-8-68. Las cinco entidades antropomorfas penetraron al objeto por un rayo de luz compacto. (Crédito: CADIU)
Conclusiones sobre los haces coherentes

Cuantiosos son los incidentes que incluyen referencias a proyecciones compactas de luz, pero para no fatigar lo atención del lector estimamos conveniente limitar su examen a los casos precedentemente expuestos.

El propósito que ha informado este enumeración ha sido meramente ejemplificativo, a fin de ilustrar los procedimientos de la ufología comparada y del valor de sus verificaciones. De manera que va de suyo que todo aspecto susceptible de reiteración en manifestaciones posteriores, deberá ser materia de cuidadoso estudio dentro de esta rama ufológica. El detalle de los rayos es apenas uno entre más de un centenar de pormenores que tipifican estas observaciones, siendo todos dignos de consideración preferencial.

Los hechos relatados anteriormente denotan manipulacions lumínicas a un nivel difícil de comprender. Lo más aproximado a estos comportamientos es el rayo Laser (sigla de "Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation", esto, es amplificación de luz por emisión estimulada de radiación). Consiste en una barra de rubí sintético con cierto porcentaje de óxido de cromo, aunque también se emplean otras sustancias sólidas y gaseosas, como el fluoruro de calcio, el helio o el neón. Una lámpara tubular envuelve en forma espiralada la barra. Cuando aquélla se enciende, su luz estimula los átomos de la barra de rubí, almacenando éstos una luz que emiten de repente, con una viva tonalidad rojiza. Este fenómeno se produce en forma coherente, o sea, con una serie de ondas sincronizadas que viajan en rayos casi perfectamente paralelos ya que poseen la misma frecuencia e igual amplitud.

En los casos ufológicos citados el brillo de los haces coherentes habla muy a favor de una luz concentrada, como el Láser (la intensidad del Laser de rubí es un millón de veces superior a la de ese mismo color emitida por el sol). Pero las demás particularidades de los "tubos" los sitúan en un plano sorprendentemente más avanzado que el del propio Laser, si de luz concentrada se trata.

No creemos que los denunciantes hayan discurrido esas experiencias, complicándolas con la incorporación de un detalle que acrecentaría su inverosimilitud. Recordemos que en el caso analizado como constante II, el único protagonista fue un niño de apenas 13 años, no obstante lo cual su testimonio observa plena coincidencia con los correspondientes a otras partes del mundo. Estos incidentes han sido acopiados por primera vez en este artículo, de manera que resulta materialmente imposible su conocimiento previo por personas de ten variado extracción cultural como lingüística. Nos parece evidente que aquella gente ha visto algo que tiene existencia concreta y que responde a definidas pautas de constancia.

Sin embargo, no nos aventuramos a arriesgar una hipótesis fundada en la materialidad de esos "tubos" pese a que su carácter compacto dejaría entrever la presunción. En las proyecciones de Morvan y Trancas -por ejemplo- la suposición de una prolongación sólida sin sustentáculos visibles, a lo largo de 2 y 3 kilómetros de extensión, respectivamente, resulta incomprensible. Máxime en orden a la explicación del mantenimiento recto del tubo -pese a su horizontalidad- o de los sucesivos segmentos retráctiles que posibilitarían esa prolongación. La introducción del antebrazo en uno de los "tubos" por parte de uno de los testigos, aleja aún más la eventualidad de su naturaleza sólida.

En igual tren especulativo, el carácter de escrutación a que parecería responder el comportamiento de los rayos, sugeriría un expediente observacional que dispondría aparentemente de las propiedades de las fibras ópticas. La telaraña terminal del caso de Morvan insinuaría -verbigracia- un retículo colocado en la extremidad de un tubo óptico.

De igual modo, se plantea la posibilidad de que los llamados "cigarros de nubes" (Tipo II) -al menos algunos- no constituyen una categoría especial de¡ fenómeno, sino haces coherentes como los recién estudiados. Qué aspecto habría tenido la proyección de 3 kilómetros de Trancas, si la misma se hubiese verificado a gran altura? El avance lento del haz le hubiese comunicado el carácter de un objeto que de circular deviene en tubular. Tal lo ocurrido, por ejemplo, con el "cigarro de Dole (Francia), del 18-19 de agosto de 1954, descripto por Aimé Michel (15). En esa oportunidad, el objeto -casi circular al comienzo- se alarga cada vez mas hasta hacerse cilíndrico.

Un proceso inverso lo refiere Jacques Vallée (16), al aludir al fenómeno de Homer (EE. UU), ocurrido el 11 de abril de 1964. Uno de los cuerpos vistos en esa ocasión tenía la forma de un lápiz, pero a los pocos segundos comenzó a disminuir su longitud, hasta tomar el aspecto de un "platillo".

La masa nubosa que generalmente rodea uno de los extremos de esas manifestaciones tubulares, podría interpretarse como el núcleo de la proyección. Nos explicamos: el objeto "f" de Trancas se rodeó de una espesa nubosidad, a tal punto que ésta terminó por cubrir las formas estructurales de aquél. Recién entonces emitió el rayo de luz compacto hacia la casa. Este proceso nos induce a pensar que la producción de la nube estaría íntimamente relacionada con las proyecciones coherentes. Nube y proyección serían dos aspectos de un mismo fenómeno. Si el objeto "f", -con su longilíneo rayo luminoso- hubiera estado a gran altura, habría sido visto como un "cigarro" blancuzco con un penacho vaporoso y anaranjado en uno de sus extremos. Dejamos planteado el interrogante.

La cuestión -según se advierte- es bien compleja, corriéndose el riesgo de adentrarse en lucubraciones privativas de la ficción científica, en detrimento de la estricta confrontación de los hechos. No obstante, tales consideraciones resultan de utilidad en cuanto orientan nuestra pasión inquisitiva hacia estos pormenores, alentando su profundización con miras a la determinación de su verdadera naturaleza.

Si el mentado Proyecto de Colorado hubiese practicado análisis comparativos, sus conclusiones hubieran sido completamente diferentes. La honestidad investigativa exigía un examen de amplitud. Desafortunadamente sus integrantes se circunscribieron a los límites que sus mentalidades se fijaron apriorísticamente.

Los colaboradores del desaparecido doctor Condon ­y éste especialmente- fueron incapaces de aportar elementos valederos de juicio tendientes a refutar un fenómeno que ­en verdad- no supieron explicar. Aquél optó por la poco feliz fórmula histórica de negar, en nombre de la ciencia, algo que lo resultaba embarazoso interpretar en términos convencionales; y ello a pesar de que en el propio contexto del informe se aceptan varios incidentes bajo la calificación final de "no identificados". Si se desconocía su naturaleza, mucho más científico hubiera sido evitar un pronunciamiento tan categórico.

Al respecto, decía Laplace que "estamos tan lejos de conocer las fuerzas de la Naturaleza y sus múltiples modalidades de acción, que sería poco filosófico negar la existencia de ciertos fenómenos, tan sólo porque no pueden ser explicados en el estado actual de nuestros conocimientos" (17).

No dudamos que los integrantes del Comité de Colorado son relevantes personalidades en sus respectivas especialidades, pero algunos demostraron ser grandes profanos en ufología, en donde carecieron por completo de autoridad. No aspiraron a ver más allá de lo que su "sano juicio" les recomondaba. La ceguera mental, cuando consciente, doblemente reprensible. ¿Qué podemos pensar ­se preguntaba el genial Galileo- de la actitud de aquellos científicos que "con obstinación realmente viperina, se han negado a mirar el cielo por el telescopio. Qué debemos hacer ante ellos, reir o llorar?" (18).

Citas bibliográficas

1) Ruppelt E., "The Report on Unidentified Flying Objects", Ace Books Inc. NY, 1956, p. 44-45.
2) Galindez 0. A., "Trancas, after seven years", FSR, mayo-jun 1971, p. 14-20.
-"Trancas, sept ans apres", Phén. Spat., N° 33, set. 1972, p. 18-28
-"Trancas, sept ans apres" LDLN, Fcla., N° 121, dic. 1972, p. 16-22.
-"Amérique du Sud, continent de prédilection des Ovnis: Trancas", Inforespace, Bélgica, N° 9, 1973, p. 29-36.
3) Goupil, J. "L'Hypothese du champ magnétique canalisé", Phén. Spat., N° 12, jun., 1967, p. 24.
4) Keyhoe D. E., "Platos Voladores del Espacio", Colecc. Aeron. Argent., 1955, p. 129.
5) Aldunati, G., "Aterrizajeen V. Constitución", Bol. Del CADIU, N° 2, 1968, p. 51-52.
6) "Espacio", Rosario, N° 3, 1970, p. 4.
7) "Exo", Corral de Bustos, Córdoba, N° 1, jun.-jul. 1971 p. 7.
8) "La Gaceta" (diario), S. M. de Tucumán, 21-12-69.
9) Uriondo, 0. "Objetos Aéreos No ldentificados" Bs.As. 1965, p. 153.
10) Mesnard, J. "Quatre Enquetes". Phén. Spat, N° 14, dic., 1967, p. 18.
11) Observations Canadiennes. Phén. Spat., N° 18, dic. 1968. p. 12.
12) Hugil, J. "A Tube of Light", FSN N° 4 Jul-Ag. 1968, p.p. 15-16.
13) Mesnard, J. y Fouéré, R. "Enquetes dans Le Nivernais et Le Morvan" Phén. Spat., N° 18, dic. 1968, p. 24-26.
14) Bowen, Ch. "One day in Mendoza" FSR. N° 6, nov.-dic. 1968, p. 2-5.
15) Michel, A. "Los misteriosos Platillos Volantes". Pomaire. 1963, p. 34.
16) Vallée, J. "Les Phénomenes Insolites de l'Espace". La Table Ronde, 1966, p. 28.
17) Talamonti, L. "Universo Prohibido", Plaza & Janés, Barcelona, 1970, p. 289.
18) Uriondo, 0., ob. cit., p. 137.

Fuente: Revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 4, Ed. CADIU, Córdoba, Argentina, nov-dic 1974.  

http://mitosdelmilenio.com.ar/mytoCA14.htm

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